A mano o con ordenador. La pregunta de qué va a prevalecer en el futuro se plantea también en el dibujo arquitectónico. Aunque la tecnología digital lleva la delantera, por suerte la analógica ya vuelve a dar señales de vida.
Un icono entre los dibujos a mano: La Casa de la Cascada (Fallingwater) de Frank Lloyd Wright, lápiz y color sobre papel. © Foto: Modern House
Ya lo dice la expresión: Los muertos que vos matáis gozan de buena salud. Esto sucede en muchos ámbitos, sobre todo en el sector de los medios de comunicación, donde es habitual que rápidamente los avances tecnológicos no dejen piedra sobre piedra. Tiene su parte positiva, ya que no debemos dejar que el progreso se detenga; pero hay cosas que no deberían perder su razón de ser solo porque no se pueden hacer tan rápido y con un poco más de esfuerzo y material.
Ya en 1992, Frank O. Gehry utilizó programas de CAD para crear modelos 3D cuando diseñó el Guggenheim de Bilbao. © Foto: Gehry Partners, LLP
En la industria de la arquitectura se aprecia esta discrepancia, por ejemplo, allí donde se revela el virtuosismo gráfico de un arquitecto, es decir, en el dibujo arquitectónico. En el pasado era producto de una mano experta y de un gran poder de observación al tratar un espacio, mientras que hoy en día son los dedos los que tienen un excelente dominio del teclado para levantar estructuras que en su día eran impensables por su complejidad. Es cierto que un gráfico digital, que muy probablemente puede ser animado, no estará a la altura del carisma único de un dibujo a mano, por muy realista que el primero sea. Por otra parte, en cambio, la representación generada por ordenador abre posibilidades hasta ahora inimaginables de ofrecer al espectador las más diversas perspectivas. Claro que esto también se puede hacer con el dibujo a mano, pero no en cuestión de segundos con solo pulsar un botón. Este debate refleja una creciente dicotomía en el dibujo arquitectónico.
«Mechanized habitable vertical farm for a COVID generation»
del finalista del One Drawing Ian Lai, categoría de perspectiva.
© Foto: Ian Lai / architizer
Hoy en día, a cualquier estudiante o licenciado en arquitectura que solicite un puesto de trabajo se le exigen excelentes conocimientos de CAD. En algunas circunstancias, con el BIM va incluso más allá. En realidad es la consecuencia lógica de una tendencia en la que el dibujo CAD adquiere cada vez más importancia como herramienta de diseño. En todo el mundo, gran parte del trabajo se lleva a cabo únicamente de forma digital y las ventajas son evidentes: varias personas pueden participar en un dibujo y alguien puede continuar sin problemas desde donde el otro lo dejó; el método es eficaz y práctico, pero ¿no significa esto que se pierde el estilo propio de un autor?
«Ellitanium city» del finalista del One Drawing Hosein Mosavi,
categoría de bocetos. © Foto: Hosein Mosavi / architizer
El dibujo a mano brilla por cualidades completamente distintas. Muestra emociones, es atemporal y traspasa los límites de un dibujo puramente técnico, deviniendo una forma de arte. Puede estar completo como boceto con indicaciones detalladas de volumen, o como gráfico meticuloso perdiéndose en detalles minuciosos. En cada línea se esconde la personalidad del autor, que invita a que el espectador haga sus propias interpretaciones y, por tanto, desate su imaginación. En lo analógico, el autor debe reflexionar sobre cosas que en otros contextos se encargaría parcialmente un ordenador.
El arte está en la expresión: La finalista colombiana Yennifer Johana Machado Lodoño
muestra «Architecture without architects, a slum made out of stories».
© Foto: Yennifer Johana Machado Londoño / architizer
Ambos tipos de dibujo arquitectónico tienen sus ventajas e inconvenientes. La variante digital avanza imparable y es imposible imaginar la industria de la arquitectura sin ella. Sin embargo, para que el arte de los dibujos arquitectónicos hechos a mano no caiga en el olvido, la plataforma architizer lanzó el concurso One Drawing con el fin de despertar más interés hacia esta forma de arte. En 2020 se celebró la segunda edición de este concurso y se volvieron a presentar obras asombrosas. Se permiten ambos métodos de dibujo, ya que lo que se pretende es contar una historia con relevancia arquitectónica. Es por ello que se ha optado por una forma de contraposición de ambos –digital y analógico– en un mismo escenario.
El Museo privado de dibujo arquitectónico de Pfefferberg, Berlín,
fue diseñado y construido por el estudio moscovita de arquitectura
SPEECH Tchoban & Kuznetsov. © Foto: Ansgar Koreng
La Fundación Tchoban apostó por el dibujo arquitectónico a mano en Prenzlauer Berg, Berlín, donde inauguró su propio museo privado de dibujos arquitectónicos de alto nivel. A lo largo de tres plantas —sin ventanas, para impedir la entrada de la luz— se pueden admirar obras relevantes, junto a exposiciones temporales de artistas individuales de primera línea. La afinidad por los dibujos arquitectónicos hechos a mano se manifiesta incluso en la fachada de hormigón, que también traslada al exterior del edificio el tema de la exposición utilizando recortes de dibujos arquitectónicos.
Originalmente escrito por Barbara Jahn