Ermita de San Juan de Ruesta, en el Camino de Santiago, rehabilitada por Sebastián Arquitectos. © Iñaki Bergera
El proyecto de restauración de un conjunto de ermitas en la legendaria vía de peregrinaje, de Sebastián Arquitectos, abarca fines patrimoniales y de reactivación territorial.
por Marta Rodríguez Bosch
Caminar como una acción para conocer y habitar los lugares. Como modo de apropiarse y mapear el territorio. Aunque aquí también se suma el andar del peregrino en tránsito vital y espiritual. El proyecto de Restauración de ermitas en el Camino de Santiago, en Aragón, realizado por el estudio Sebastián Arquitectos, comprende un conjunto de actuaciones que involucran a caminantes en ruta y tiene como objetivo final revitalizar un territorio, y luchar contra la despoblación de una región especialmente afectada por lo que se ha dado en llamar la España vaciada.
Las intervenciones se despliegan en el Camino de Santiago francés a su paso por la comunidad autónoma española de Aragón, en el entorno del embalse de Yesa y el rio Aragón. Ponen en valor y recuperan el tramo del Camino de Santiago que cruza la localidad de Ruesta, así como la restauración de la calle del Centro, de sus ermitas de San Jacobo y de San Juan, de las ermitas de San Juan de Sigüés, de San Pedro de Artieda, y de las Viñas en Esco. Una serie de actuaciones paralelas de recuperación de tramos de la Vía Tolosana y de infraestructuras aseguran su continuidad, como son los proyectos para la pasarela del río Regal o una red de miradores y fuentes en el Camino.
El Plan Director para la recuperación del núcleo de Ruesta se ha basado en una intensa labor de investigación y documentación. © Sebastián Arquitectos
De qué modo intervenir en el estado ruinoso del núcleo histórico de Ruesta ha constituido una de las principales reflexiones del proyecto. “Ruesta es una ruina, una hermosa ruina, testimonio de una importante historia que quiere ser preservada dentro del contexto y la problemática de la gestión patrimonial de las zonas en despoblación”, explica Sergio Sebastián, al frente del despacho Sebastián Arquitectos, con sede en Zaragoza. En estas circunstancias, el criterio fundamental de intervención asume con naturalidad el estado que fija la propia ruina y su avance, “en su condición incompleta, asimétrica, y fragmentada, como una historia despojada de lo contingente” señala Sebastián.
En paralelo, consolida las partes que se mantienen en pie proporcionando espacios para nuevos modos de habitar ese lugar inscrito en el Camino de Santiago. De hecho ha sido este tramo, conocido como Vía Tolosana, una línea de intercambio cultural que desde el s. XII ha conservado su trazado prácticamente intacto. Lo que propicia que actualmente cada noche pernocten en Ruesta unos siete peregrinos. Así las cosas, Sebastián contempla la ruina como “un paisaje dinámico, como organismo alterable y activo”.
Ocupar espacios saneados de la ruina, bajo el concepto de Ruesting, es una propuesta inédita de Sebastián Arquitectos. © Sebastián Arquitectos
El proyecto prevé posibles escenarios de intervención futuros, que a través de una visión realista del problema posibilite cumplir su objetivo: “que la hermosa ruina de Ruesta pueda volver a ser arquitectura: belleza, función y razón constructiva juntas” indica. Se ha apostado por acciones sencillas pero eficaces: apear, limpiar, consolidar, reforzar, drenar las ruinas y, finalmente, facilitar usos simples y seguros en su interior, con un significado de evocación de la memoria del lugar. Además, se propone que algunas de las casas en la calle del Centro puedan ser ocupadas y habitadas, con un área de campamento urbano sin precedentes junto al albergue de peregrinos, al que denominan Ruesting.
La trama de piedras del entorno de la ermita de San Juan de Ruesta se ha concebido como un memorial. © Iñaki Bergera
Sebastián Arquitectos se ha ocupado igualmente del proyecto de restauración de las diversas ermitas vinculadas a la ruta jacobea tanto en el ramal norte como en el sur del río Aragón. En la ruinosa ermita de San Juan de Ruesta aborda el proyecto con un enfoque crítico y la idea de recuperar su imagen volumétrica con el arbolado de robles y encinas que lo circunda como telón de fondo. “Ante el problema de la reintegración de un volumen de aproximadamente el 60 % de la nave, la nueva intervención se posa sobre los restos existentes con un lenguaje abstracto y unitario, un conjunto de líneas horizontales que, siguiendo la trama del aparejo de mampuestos y mechinales original, establece un lenguaje que, dentro de una cierta entonación material, la hace reconocible”, señala Sergio Sebastián.
El detallado y profundo análisis histórico, geográfico, etnográfico y de sistemas constructivos realizado, ha dado lugar a una intervención contemporánea que sin embargo enlaza con la tradición vernácula. En el exterior, rodeando la ermita, han diseñado un memorial con las piedras procedentes del derribo, acontecido por desidia en año 2001. “Se despliegan como una implacable trama que acompaña al peregrino, trayendo la memoria de la voluntad artística que un día tuvieron, y recordándonos el compromiso del legado que heredamos y que debemos dejar. El patrimonio es nuestra memoria, una memoria construida por unos y mantenida por otros”, afirma Sebastián.
La restauración devuelve toda su belleza al solado de cantos rodados que cubre el suelo de San Juan de Sigües. Con un nuevo altar de corte minimal. © Sebastián Arquitectos
En el ramal norte del Camino, en la ermita San Juan de Sigües, se ha recuperado el esplendor del singular suelo de cantos rodados proveniente del rio Esca y su dibujo original. Destaca también el innovador y sutil diseño del nuevo altar, que se descuelga de la cubierta evitando tocar el suelo salvo en dos puntos, y enmarca el retablo de San Juan.
El proyecto de Sebastián Arquitectos, merecedor de varios galardones, propulsa ese caminar ancestral que condujo al ser humano a explorar el entorno y, ahora, redescubrir el patrimonio. Ese andar para confrontarnos con el paisaje, pero también retrazar el territorio y redimir lugares. Un proyecto de restauración que pone las bases para que el caminante-peregrino contribuya a consolidarlo.